Desde esta modesta
tribuna, nos permitimos proponer que las llamadas «fiestas patrias», deberían
cambiar de nombre o apodo.
¿Qué tienen de patrióticas y qué hay de
patriotismo? Simplemente NADA. Con particular extrañeza leemos el martes último
en el diario capitalino «Perú 21», «10 razones para sentirse peruano» y entre
esas 10, mencionan los anticuchos, el cebiche, pollo a la brasa, el cantante de
ópera Diego Flórez, una bebida gaseosa...etc., que si nuestros patriotas de las
épocas de la independencia resucitaran, volverían a morirse de indignación. Tan
cruda VERDAD que nos obliga impulsar desde aquí un cambio en el rumbo de
nuestra historia.
Hace muchos años que casi nadie envía saludos
por fiestas patrias, el uso de los
emblemas patrios por estas fechas cada año se reduce a un simple «cumplido»,
más por exhibicionismo que por un verdadero sentimiento de amor a la patria.
¿Y qué sentimientos de amor a la patria
pueden sentir los peruanos, partiendo desde los mismos mal llamados «padres de
la patria», involucrados en escandalosos delitos, producto de la farsa y la
bajeza moral que por su dinero los lleva a ese sacrosanto lugar patriótico para
desde allí robar más: allí están Julio Gagó, Cenaida Uribe, Celia Anicama,
Heriberto Benítez, entre tantos otros...además de éstos, otros tantos ladrones
delincuentes gobernantes regionales, que felizmente ya están siendo
encarcelados; además de alcaldes provinciales y distritales. Con todas estas hordas
delincuenciales ¿De qué amor a la patria vamos a ocuparnos? Reafirmamos: el amor a la patria, no se
impone, sancionando al que no pone una bandera en el frontis de su casa. Se
inspira, con actos verdaderamente patrióticos y no con discursetes y falsas
poses.
Salvo mejor parecer. Nororientalmente:
EL DIRECTOR
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